Quackshot

El juego que nos ocupa es un plataformas de Mega Drive que data de 1991 y se encuadra dentro de ese grupo de grandes cartuchos protagonizados por personajes de Disney, cuando la gloriosa generación de 16 bits legaba títulos para el recuerdo basados en diversas licencias, a diferencia de lo que ocurre hoy en día, con honrosas excepciones. Para la ocasión, el intrépido palmípedo, ataviado de explorador, recorrerá el vasto mundo junto a sus sobrinos para obtener grandes riquezas, pues halló en el estudio de su tío Gilito un libro que contiene el incompleto mapa del tesoro del rey Garuzia, ancestral líder de un antiguo reino. Por desgracia, el pérfido Pete ha descubierto los planes del protagonista y junto a sus secuaces dificultará su empresa.

Las habilidades de Donald

El celebérrimo pato inmoviliza a sus enemigos con desatascadores, para los cuales será preciso obtener mejoras que nos facilitan personajes secundarios. Así pues, el desatascador rojo aguanta en la pared unos instantes y facilita el avance vertical de Donald, mientras que el verde se dispara a las aves para que nos sirvan de medio de transporte. También hay municiones de chicle y maíz.

Tras ingerir cinco guindillas, Donald entrará en cólera y durante un limitado período de tiempo arrasará con lo que encuentre a su paso.

En algunas estancias, habrá que deslizarse por el suelo a fin de llegar a ciertas zonas de los niveles.

Jugabilidad

Donald ejecuta con fluidez todas sus acciones y el control es excelente. Los diversos destinos -Duckburg, México, Transilvania, Egipto, el templo de un Maharajá, un barco vikingo, el Polo Sur, el escondite de Pete y la isla del tesoro- que aguardan al personaje permiten gran variedad de situaciones, como por ejemplo los viajes en vagoneta o el salto de fe, en claro homenaje a Indiana Jones.

Para viajar utilizará la avioneta de sus sobrinos, a la que se llama desde pantalla de selección de objetos. El juego contiene pequeños puzles y a fin de acceder a todas las estancias de un nivel – empiezan desarrollándose en el exterior para más tarde conducir a un espacio cerrado- habrá que saber utilizar los útiles que nos proporcionen personajes secundarios o encontremos por el mundo.

No todos los lugares están custodiados por un jefe final, por lo que en un juego de escasa duración como Quackshot, se agradecería un mayor número de ellos.

Apartado técnico y sonoro

Los gráficos resultan muy coloristas y agradables, con un nivel de detalle sorprendente en casi todos los niveles. Destacan el uso del scroll parallax y las animaciones de los personajes y enemigos, especialmente las de Donald.

Las melodías, sin ser de inusitada calidad, acompañan ejemplarmente la acción. Algunas de ellas son bastante pegadizas. Por su parte, los efectos sonoros cumplen con solvencia, aunque sin grandes alardes.

Conclusiones

Pese a su escasa duración, Quackshot es un gran plataformas, uno de los más divertidos de la consola para quien esto suscribe. Se echa en falta un mayor número de jefes y niveles; sin embargo, el cartucho es altamente rejugable.

Michael Jordan: Chaos in the Windy City


La idea de un plataformas protagonizado por Jordan puede parecer, a priori, atractiva para los aficionados al género y los seguidores del deportista. A buen seguro no sería una obra maestra del ocio electrónico, pero sí un juego correcto y entretenido. A no ser que fuera una mera excusa para explotar la fama de la leyenda del baloncesto, como en este caso. En este blog ya se ha comentado un pésimo juego protagonizado por un individuo de renombre, descuidado en casi todos sus apartados, al igual que el cartucho que nos ocupa.


Jajaja, ¿pensabais que soy la única estrella de la NBA que ha protagonizado un juego infame?

Empezamos la partida

Os estaréis preguntando qué es lo que justifica que Jordan protagonice un cartucho de estas características, ¿os dice algo el demencial Superman 64? Pues el argumento de este juego es similar, un genio maligno -qué original- llamado Max Cranium ha secuestrado a varios jugadores y el escolta tiene que rescatarlos. Bueno, por lo menos aquí te lo explican mediante unas viñetas de cómic.

Diversas preguntas rondaron por mi cabeza: ¿Cómo y por qué alguien secuestra a bigardos de dos metros en vez de a indefensos e inocentes niños?, ¿por qué se dedica a algo así un genio maligno?. Y la más importante: ¿por qué juego a esto si todavía no me he pasado el Ocarina of Time 3D?

La verdad es que atendiendo a la lógica y a la simplicidad del título, es fácil responder a una de las preguntas. Efectivamente, el genio maligno quiere formar un gran equipo de baloncesto, aunque la verdad es que no sé para qué, no me he molestado en leer demasiados diálogos. Se supone que los compañeros a los que rescatas te ofrecen pistas sobre las intenciones del villano, pero el diseño de los niveles permite terminarlos sin salvar a nadie. Viva la lógica, el juego parte de la premisa de que Jordan tiene que liberar a los jugadores, pero si te olvidas de alguno no pasa nada, que se las apañen ellos solos.

Los niveles que componen las zonas del mapeado -un laboratorio y una factoría, entre otras- no tardan en tornarse repetitivos, consisten en conseguir llaves de distintos colores y formas, para ello habrá que derrotar enemigos -que tampoco destacan por su variedad, hay silbatos, ojos robóticos, árbitros iracundos y poco más-, accionar mecanismos y matar en canastas dispersas por los escenarios -no os quejéis, que en los beat ´em up salen pollos en perfecto estado de los cubos de basura-. Entre las zonas del mapa, hay unas fases de tren muy cortas y lineales que por suerte se superan sin problema.


Seguramente estéis pensando una de estas dos cosas: que los «poderes» de Jordan tienen que molar o que la portada transmite vergüenza ajena. Si pensáis lo primero, estáis equivocados.

Merecen una mención especial los cuatro jefes finales, además de unos diseños muy poco trabajados, también tienen todos patrones de ataque casi idénticos y el mismo punto débil.

Gráficamente deja bastante que desear, se salvan el sprite de Jordan y algunas animaciones. El resto resulta brusco y fuera de lugar, se echa en falta un mayor nivel de detalle.


Os prometo que este es el jefe final. No, no tiene ninguna
transformación especial.

Conclusiones

Michael Jordan: Chaos in the Windy City es un juego deficiente, pero para ser justos hay que decir que algunos puzles y niveles no están mal diseñados, fácilmente se encuentran títulos peores en el catálogo de SNES . Eso sí, requiere mucha paciencia para completarlo por sus escasas opciones.


Tranquilos, señores de EA, no pensaba volver a jugar